Es imposible estudiar el tema de la migración sin tomar en cuenta los procesos de hibridez y, por lo tanto, la formación de nuevas identidades. Es decir, cómo se construye una identidad dentro de un mundo globalizado, si los procesos de hibridez refuerzan o destruyen las identidades modernas.
Nestor García Canclini, en su artículo La globalización: ¿productora de culturas híbridas?[1], estudia el impacto que ha tenido la globalización en la formación y el desarrollo de culturas híbridas. Según García Canclini, la globalización es la culminación de los procesos de internacionalización de los países, cuando estos comienzan a desarrollar actividades económicas más allá de sus fronteras, y de transnacionalización, cuando la economía de los países comienza a depender de empresas multinacionales. Sin embargo, explica que, aunque el proceso de globalización comenzó debido al mercado internacional, este proceso ha pasado a integrar diferentes ámbitos desde las telecomunicaciones, y su desarrollo tecnológico, hasta las culturas populares, que incluso han pasado de ser tradiciones de un país a ser exportadas a otros.
Para el antropólogo argentino, si bien los efectos de la globalización a nivel económico han sido nefastos debido a los intentos de homogenización y del libre mercado —los cuales han intentado y, en muchas ocasiones, logrado obviar las leyes estatales que regulan no solo los productos a través de arbitrios, sino las condiciones laborales y los derechos de los y las trabajadoras—, se debe apostar a una globalización a nivel cultural, en donde se permita la hibridez y se estudie, no para contrarrestarla, sino para entenderla en cada uno de sus contextos, y poder así confrontar las tendencias que abogan por la imposición de una sola identidad en un lugar determinado. El artículo nos permite estudiar los procesos migratorios como elementos intrínsecos de un mundo globalizado en donde se debe alcanzar el libre movimiento de las personas de la misma forma que se ha alcanzado el libre movimiento de los productos. Es decir, ante la imposición de un mercado homogenizador, hay que construir un frente, que utilizando los medios del mercado, luche por la hegemonía de lo híbrido.
Este mismo cuestionamiento del rol de las fronteras nacionales en el contexto de la globalización es el que estudia Arjun Appudarai en su artículo Disjunture and Difference in the Global Cultural Economy[2], en el cual explica cómo las minorías étnicas han sufrido en sus respectivos países los intentos de homogenización e imposición cultural. Para Appadurai, la identidad étnica, la de las minorías, no solo precede a la identidad nacional, sino que lo étnico se ha convertido en una fuerza mundial gracias a la globalización que está permitiendo que las minorías, que han sido aplastadas en sus países, puedan prescindir del estado opresor para darse a conocer en el mundo. Explica que en el proceso de la globalización se han dado una serie de “fugas”, tanto a nivel financiero como a nivel social, que han proporcionado estas interrelaciones a nivel mundial. Entre estas "fugas" se encuentra la “fuga social” o el etnorama, es decir, los procesos migratorios y sus consecuencias. La palabra "etnorama" nos lleva a la conclusión de cómo diversas etnias, la de los grupos minoritarios de un país, han podido cruzar la frontera de sus estados nacionales y aun así mantener su identidad.
Muchos teóricos culturales han estado trabajando con la idea de las ciudadanías globales, o flexibles, término que utiliza Agustín Laó-Montes en su ensayo Hacia una praxis transformativa de la ciudadanía: Experiencias de la investigación comprometida y los movimientos Afro/Latinos[3]. Según Laó-Montes, la ciudadanía siempre ha sido el instrumento para medir el nivel de pertenencia a un espacio nacional y, en la mayoría de los casos, se ha utilizado para la exclusión. Incluso, explica el teórico, que esta también se ha utilizado para promover el discrimen racial y de género porque aquellas personas que se consideran “ …[p]ertenecer plena y auténticamente a la comunidad nacional no son evaluados simplemente en base a la ciudadanía legal, pero también en base a criterios de racialización de las poblaciones y sexualización de los cuerpos”(289).
Los países ricos, los que se están aprovechando de la globalización, no han entendido que este fenómeno comenzó con un factor económico, pero se ha desarrollado en todas sus vertientes. Una de las más importantes es el capital humano: las personas, que, al igual que el capital, emigran a otras naciones. Por eso, hay que destacar que uno de los actores más importantes dentro de este proceso es la población inmigrante porque es la que interactúa dentro de las distintas fronteras, se adapta a diferentes culturas y formas de vida, y aporta a las culturas locales. En otras palabras, las personas llegadas de otros países resignifican las naciones con sus costumbres, lenguas, comidas, entre otros. Néstor García Canclini le llama a este proceso hibridez, que no es otra cosa que la formación de nuevas identidades.
Notas:
[1] Appadurai, Arjun. Disjuncture and Difference in the Global Cultural Economy. <">http://www.intcul.tohoku.ac.jp/~holden/MediatedSociety/Readings/2003_04/...
[2] García Canclini, Néstor. La globalización: ¿productora de culturas híbridas?. Actas del III Congreso Latinoamericano de la Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular. Bogotá, 2000.http://www.hist.puc.cl/historia/iaspm/pdf/Garciacanclini.pdf.
[3] Laó-Montes, Agustín. "Hacia una praxis transformativa de la ciudadanía: experiencias de la investigación comprometida y los movimientos Afro/Latinos". EnCruzando fronteras: convergencias entre la sociedad civil y la academia en el Caribe, editado por K. Weylan-Ussana, S. Benítez-Delgado y L. Cotto-Morales, 275-294. Santo Domingo: Instituto Tecnológico de Santo Domingo, 2010.
Lista de imágenes:
1. Katie Orlinsky, Innocence Assassinated.
2. Katie Orlinsky, Life on the Tracks.
3. Katie Orlinsky, Innocece Assassinated.