Más caras con máscaras

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"Man is least himself when he talks in his own person. Give him a mask, and he will tell you the truth". 
-Oscar Wilde

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Llegué a Puerto Rico en agosto del 1990. Después de largos años de viajar por Nueva Zelanda (mi país natal), Australia, Japón, Estados Unidos, México, Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, aterricé en el país que iba ser (y es) mi base por los próximos “veintipico” de años. Estando ya aquí, fui a presentar un trabajo de máscaras en la calle y me pararon, pidiéndome un permiso y una póliza de seguro público de un millón de dólares. Entendí en ese momento que las calles no pertenecían a los ciudadanos. Por esta razón, algún tiempo después, me uní al proyecto 'Arte en la calle', conceptualizado y organizado por Tere Marichal (1992).

Dejé abierta la posibilidad de hacer presentaciones en lugares alternativos; así conocí a Jessica Almy Pagán y sus instalaciones plásticas en su apartamento en la calle San Sebastián del Viejo San Juan. Allí creé un “performance” de máscaras que duró 3 horas, respondiendo a las imágenes y temática de la instalación. La colaboración con Jessica se extendió a “performances” en sitios abiertos: el Morro, las salinas de Cabo Rojo y las cascadas de El Yunque. Después desarrollé el material de la colaboración para mi primera presentación en un espacio teatral, “Soledad” (1995), en el Ateneo Puertorriqueño (gracias a Tere Marichal y Roberto Ramos Perea). Con esta obra comenzó una colaboración intermitente de teatro de máscaras con mi hija Guie Beeu Guerrero Hunt: “Puerta a Puerta”, “Blood” (1996).

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En 1997, respondiendo a la falta de espacios teatrales, colaboré con Myrna Renaud y Nikki Byrd, con un trabajo en las vitrinas de una tienda de materiales de arte en Santurce: “Pandora: despierta en el jardín”. Puesto que el trabajo de las vitrinas, ya que forman un espacio cuasi público, me permitió trabajar otros proyectos sin la necesidad de permisos oficiales. Así presenté “No soy un cuerpo” (1997), “El Paracutin” y “Vidas: un puente, una fuente” (1998) en las mismas vitrinas. “Vidas” fue mi respuesta a ver un cangrejo caminando las calles cerca de mi casa en Santurce. Estaba sorprendida de ver una criatura tan lejos de su ambiente, hasta que alguien me explicó que el viejo nombre de Santurce fue Cangrejos. Así, después de un proceso de investigación, presenté la obra de 3 horas durante 23 días; cada día presentaba un aspecto distinto de la historia de Cangrejos/Santurce.

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Empecé también en el 1997 a facilitar talleres de entrenamiento y elaboración de máscaras, títeres y objetos para adultos, una escuela  nómada y consistente de formación de nuevos mascareros en Puerto Rico que estuvo activa hasta el 2011.

1990 marcó mi entrada al Proyecto Magdalena, una red internacional de mujeres en teatro contemporáneo que ahora cumple 26 años de existencia. Con mi participación en Magdalena Aotearoa (Nueva Zelanda) un mundo se abrió, un mundo generoso, exigente, diverso y provocador de trabajo de mujeres que me retó y me reta, y cuyos festivales forman la base de mi trabajo internacional hoy en día.

Obtuve también el permiso de Eduardo Galeano para adaptar su libro Las aventuras de los jóvenes dioses, su versión del Popol Vuh de los maya-quiché. Con máscaras, títeres y sombras presentamos la obra al aire libre en el Parque Antonia Quiñones del Condado en el 2000; fue un año de mucha actividad cultural.

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El Teatro Estudio Yerbabruja abrió sus puertas en el casco de Río Piedras en el 2000, casi en tierra de nadie, en el cuarto piso del Edificio Santa Ana en la calle Brumbaugh, esquina Arzuaga. Yerbabruja celebró su apertura con “La Mixta con todo”, un maratón de “performance” con “performeros”, bailarines, poetas, músicos y actores; fue un evento que se repitió anualmente para levantar fondos para el espacio. Siendo una iniciativa extraordinaria de Margarita Espada, Teatro Estudio Yerbabruja fue la única sala independiente, no subsidiada, no comercial, en Puerto Rico hasta el 2011 (si no me equivoco). Me uní a la apertura, cosiendo las cortinas y presentando un trabajo en “La Mixta”. Tiempo después, Margarita se mudó a Nueva York y me dejó con las llaves y la responsabilidad de mantener el espacio. Un año después, alquilé el espacio al lado del teatro para crear mi propio taller, 'Mongolia'. Tuve el privilegio de, no solamente tener una base para mi propia obra, sino también de presenciar unos 10 años de trabajo experimental, innovador, y de ver la formación de algunos de los grupos, dramaturgos y “performeros” más fascinantes de Puerto Rico.

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En el mismo año produje el 1er festival de la Máscara Teatral en el Teatro Estudio Yerbabruja. Después de un tiempo impartiendo talleres, ya había suficientes mascareros con sus propias piezas. En años siguientes facilité talleres de 3 hasta 9 meses, todos culminando en obras teatrales: “Baba Yaga”, “Frankenstein”, “Punch”, “Bestia”, etnre otros. Yerbabruja también produjo: El 2ndo Festival de la Máscara Teatral, El Encuentro del Objeto Performático y Caminalumina, el Primer Festival de Luz y Sombra. Además, presenté obras personales que incluyeron “Cloche y el cuervo” y  “Arquearse”.

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He vivido en el barrio de San Mateo, en Santurce, por alrededor de 20 años. En 2004 me uní a la lucha “Santurce no se vende”, lidiada por Mary Anne Hopgood, participando en el mural “Santurce es su gente”, con el derrame de pintura roja del hospital abandonado por Minillas. En 2005 empezamos los aspectos performáticos de las “Ánimas”, utilizando objetos tirados de las casas desalojadas del área. Fueron años de vigilancia y trabajo cultural luchando contra los desalojos, contra la expropiación ilegal masiva. Hoy en día, el terreno expropiado es nada más que un estacionamiento clandestino.

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El 2007 marca el nacimiento del proyecto “Sobre la mesa”. Estaba buscando hilos en la tienda Capri de Río Piedras para el taller “Bestia”. Allí me tope con unas mesas pequeñas. Regresé al taller y pregunté a los participantes:

“¿Qué tal si cada titiritero inventara una obra de cuatro minutos utilizando unas mesitas como punto de partida? Una obra pequeña, con títeres pequeños, en espacios pequeños?…

¿Y qué tal si cada obra tuviera un público pequeño que pudiera observar bien de cerca la manipulación de los títeres?

¿Y qué tal si el público pudiera desplazarse entre los pequeños espacios y los titiriteros repitieran su obra hasta que todo el mundo haya visto todo?”

Así conceptualicé un proyecto que ahora lleva 9 ediciones. Títeres de pequeño formato para adultos; un público que se queda fascinando con el trabajo del colectivo.

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El año siguiente formamos otro comité/colectivo para organizar nuestra celebración del Día Mundial del Títere. La celebración mundial dura un día, la nuestra, a veces dura 6 semanas. El interés es enorme; la variedad, extraordinaria; y la comunidad de titiriteros, siempre se muestra comprometida con el desarrollo de más y nuevas destrezas. Ya llevamos 5 celebraciones anuales.

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“El Paquete”, mi obra unipersonal, fue estrenada en el XIV Festival de Teatro Internacional de Quito, Ecuador, en el 2010. Es un maratón personal que describe mi infancia y entrenamiento con máscaras. Los personajes enmascarados están tejidos juntos por la autoproclamada Niña Dominadora de la Muerte. La obra ha sido presentada en festivales en Cuba, Dinamarca, Noruega, Gales y Brasil, en inglés o en español.

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Regresando del festival Magdalena en Cuba, en febrero 2011, recibí la noticia que Teatro Estudio Yerbabruja tendría que cerrar sus puertas, debido a diferencias irreconciliables con el dueño del edificio. Así, el espacio que fue hogar y cuna de tanto quehacer cultural en Puerto Rico, desapareció. Igual le sucedió a Mongolia, mi taller. Vendí la mayoría de mis máscaras, títeres y pertenencias teatrales en un “garage sale” relámpago. Yerbabruja tuvo su última “Mixta” de todos y ya. Así acabó todo…

Pero unas puertas cierran y otras abren. Pude ayudar a la compañía Y No Había Luz a transformar su taller a un espacio teatral, pero aún ha sido imposible llevar a cabo mis talleres intensivos. Mi trabajo fuera de Puerto Rico, en Dinamarca, Noruega, Serbia, Colombia, Gales, Corea y Brasil, me mantiene viajando. Sigo produciendo las ediciones de “Sobre la mesa”; continúo como miembro del comité organizador y participante de la Titeretada; me mantengo creando en Puerto Rico, pero presento más y más afuera. Imagino que, cuando en algún momento tenga un espacio, las cosas cambiarán. Igual, estoy feliz y orgullosa de representar a Puerto Rico en escenarios, calles y rincones del mundo.

Después de varios años de procrastinación, por fin en marzo de 2012, durante la Titeretada 2012, presenté mi libro/manual Más caras con máscaras, un manual de construcción de 22 máscaras y sus variantes. Con más de 800 dibujos, he tratado de crear algo útil para todo el mundo. Me siento orgullosa de ser parte del linaje de la tradición milenaria de mascareros.

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Silencio.

Observo la máscara. La muevo ligeramente. El juego de la luz tira sombras a través de sus facciones. Veo y siento su potencialidad de cobrar vida. Pongo la máscara.  Sigo mis instintos y asumo el cuerpo de la máscara. Inhalo y entro al espacio. 

El primer sonido... la inhalación.

Me hundo dentro de la máscara y la siento habitando el espacio; la inhalación suspendida; la exhalación buscando los bordes de la oscuridad. Mi cuerpo se exagera; tensiones están descubiertas; oposiciones en el peso corporal están imaginadas y sentidas. Mi lengua chasquea, empezando a describir un paisaje sonoro; un ritmo emerge lentamente que solo yo escucho. Un murmullo, un jadeo quieto; estoy hablando conmigo misma en la voz de la máscara. Descifro sus pensamientos extraños. 

Imperceptiblemente pierdo mi equilibrio y lo recupero en la manera de andar de la máscara. Miro, mi mirada se registra en mi torso, y el chasqueo y sonidos personales de la máscara se tornan más precisos y se manifiestan en las manos, axilas, entre las piernas, en las plantas y entre los dedos de mis pies, mientras el personaje cambia dirección y navega el espacio. Su mundo es un lugar extremadamente personal, sus reacciones son particulares y sus pensamientos no parecen los míos. Todo esto acompañado por el chasqueo, las inhalaciones y exhalaciones y el murmullo loco registrándose en el cuerpo.

El cuerpo se transforma en la voz de la máscara: la voz silenciosa que está leída por el espectador. 

(Pasaje de Más caras con máscaras).

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* Todas las imágenes son cortesía de Deborah Hunt.

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