En 1981 se celebró en Colombia el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe, y allí las compañeras de la República Dominicana propusieron que, en memoria de las hermanas Mirabal (las Mariposas) se conmemorara el 25 de noviembre (día en que las tres revolucionarias fueron asesinadas durante la dictadura de Trujillo) como el Día de No más Violencia en Contra de las Mujeres. Durante este encuentro no solo denunciaron la violencia de género y el acoso sexual, sino que también denunciaron la violencia de estado ejercida a las prisioneras políticas. Dieciocho años después, en 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió conmemorar esa fecha como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
A 56 años de la violenta muerte de las hermanas dominicanas, aunque nuestras sociedades se han ido concientizando sobre la violencia que se ejerce sobre las mujeres, la Organización Mundial de la Salud ha destacado que la violencia contra las mujeres es “un problema de salud global de proporciones epidémicas” con escalofriantes noticas como que en el mundo más mujeres, entre 15 y 44 años, mueren como víctimas de violencia, que de cáncer o accidentes de tráfico. El 38% de los asesinatos de mujeres en el mundo son por casos de violencia machista por parte de su pareja, y un tercio de las mujeres de todo el mundo ha sufrido en algún momento violencia física o sexual. Además, cerca del 35% de todas las mujeres experimentarán hechos de violencia, ya sea en la pareja o fuera de ella en algún momento de sus vidas.
A 56 años de la violenta muerte de las hermanas dominicanas, Minerva, Patria y María Teresa, la feminista mexicana Marcela Lagarde, en entrevista con Mariana Carbajal, advierte sobre la relación directa entre la violencia machista aceptada por nuestras sociedades y los feminicidios, y establece que, debido a que el patriarcado está instalado en las mismas instituciones gubernamentales, se han ignorado las denuncias que han hecho las mujeres. Es por eso que hoy día en muchos países latinoamericanos han tipificado en su código penal el delito de feminicidio, el cual se puede presentar tanto en las relaciones de pareja como por razones de ser botín de guerra, guerrilla o narcotráfico.
A 56 años de la muerte de las Mirabal, la antropóloga y feminista Rita Laura Segato explica que existen unas nuevas formas de guerra que cada vez son más informales porque no se dan entre dos países y no hay unas “reglas de juego”. En estas guerras informales, que suelen ocurrir entre gobiernos y guerrillas o entre carteles de narcotráfico, la violencia en contra de las mujeres (y los niños) es uno de los principales objetivos, ya que se imponen las lógicas del terror sobre los cuerpos más vulnerables, con el fin de aterrorizar a toda la población. Según Segato:
La rapiña que se desata sobre lo femenino se manifiesta tanto en formas de destrucción corporal sin precedentes como en las formas de trata y comercialización de lo que estos cuerpos puedan ofrecer, hasta el último límite.
Esta “pedagogía de la crueldad”, como la llama la antropóloga, es la que impera en los conflictos desde finales del siglo XX, acarreados hasta el siglo XXI, con ejemplos tan aterradores como el de Ruanda, la guerra de los Balcanes, la guerra civil en Colombia y la de Ciudad Juárez, entre muchos otros.
A 56 años del asesinato de las hermanas revolucionarias, la violencia de género se manifiesta en todos los niveles y en todos los lugares: las casas, las escuelas, las comunidades, las calles, los centros de trabajo, etc. Esta se ejerce con la palabra, la mirada, los silencios, la invisibilización, las leyes, los chistes, los golpes, los asesinatos, porque la violencia machista estructural y sistémica se ejerce desde los espacios de poder.
A 56 años de la muerte de las compañeras dominicanas, nos urge erradicar este horror, no solo con medidas punitivas que castiguen al agresor, sino con una nueva forma y códigos de convivencia para nuestra sociedad, y mundo, que erradiquen, de una vez y por todas, el machismo y el odio que este acarrea.
A 56 años del feminicidio de las Mariposas, seguiremos luchando en contra de un sistema patriarcal, racista, capitalista, especista, xenofóbico y homofóbico. Los tiempos que corren, tanto en Puerto Rico como en el mundo, no nos van a dar tregua, y menos ahora con una Junta de Control Fiscal que nos promete austeridad y recortes en los sectores donde las primeras beneficiarias son las mujeres.
Por eso, la lucha no es en contra de un grupo en particular, sino en contra de un sistema que propicia y se beneficia del horror y del sufrimiento de las poblaciones. La historia de nuestra región nos ha enseñado que no vale solo con ganar derechos, sino que estos hay que defenderlos y exigir más; y que cuando dejamos de luchar, retrocedemos a pasos agigantados. Las mariposas son una de las especies que más trayectorias recorren cuando migran de una región a otra; congregadas en grandes grupos se lanzan a largos viajes para poder sobrevivir. Nos toca emprender un viaje colectivo, no solo para mejorar nuestra calidad de vida, sino, al igual que las mariposas, para poder sobrevivir.
Lista de referencias:
[1] García, Carolina. “Recordando a las hermanas Mirabal”. El país. Recuperado el 20 de noviembre de 2016. <">http://elpais.com/elpais/2012/11/25/3500_millones/1353827760_135382.html>
[2] Organización Mundial de la Salud. "Informe de la OMS destaca que la violencia contra la mujer es 'un problema de salud global de proporciones epidémicas'". Centro de prensa. Recuperado el 20 de junio de 2013.http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2013/violence_against_women_20130620/es/
[3] Carbajal, Mariana. “El feminicidio, sus causas y significados”. Página 12. Recuperado el 20 de noviembre de 2016. <https://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-95210-2007-11-25.html
[4] Segato, Rita L. Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres. Ediciones Tinta Limón, 2013.
[5] Ibid, 17.
Lista de imágenes:
1-3. Brock Davis