La palabra "género" viene del latín y tiene una multiplicidad de usos y aplicaciones, según el ámbito en el que sea utilizada. La Real Academia Española la define como el “conjunto de seres que tienen uno o varios caracteres comunes” (DRAE). En la sociología y otras ciencias sociales, el género está vinculado a la sexualidad y a los valores y conductas que se atribuyen al sujeto, de acuerdo con el sexo (Definición.de). Según estas disciplinas, el concepto "género" identifica una construcción simbólica que alude al conjunto de atributos socioculturales asignados a las personas a partir del sexo y que convierten la diferencia sexual en desigualdad social. En otras palabras, la diferencia de género no es un rasgo biológico, sino una construcción mental y sociocultural que se ha elaborado históricamente. Por lo tanto, "género" no es equivalente a "sexo": el primero se refiere a una categoría sociológica y el segundo, a una categoría biológica. Con esta breve definición de "género", en esta ponencia[1] se pretende presentar cómo la sociedad y sus instituciones fabrican a los hombres y a las mujeres por medio de mecanismos conscientes e inconscientes. Se podría decir que tanto hombres como mujeres, desde muy temprana edad, tenemos que aceptar que la sociedad nos castre.
¿A qué nos referimos con la palabra "fábrica"? "Fábrica" es “un espacio que cuenta con la infraestructura y los dispositivos que se requieren para producir determinados bienes o transformar una fuente energética” (Definición.de). Aplicando este concepto, quiero traer a colación cómo nuestra sociedad crea los estándares para fabricar lo que es ser un hombre o una mujer como si fuese una regla natural inquebrantable. Sin embargo, comparto lo que plantea J.V. Marques sobre el género, cuando nos dice que:
Muy pocas cosas están programadas por la biología. Nos es preciso, evidentemente, comer, beber y dormir; tenemos capacidad de sentir y dar placer; necesitamos afecto y valoración por parte de los otros; podemos trabajar, pensar y acumular conocimientos. Pero cómo se concrete todo eso, depende de las circunstancias sociales en las que somos educados, maleducados, hechos y deshechos. (1983)
Esta construcción en cadena que hace las fábricas de género tiene como resultado crear un producto rápido para que así los y las protagonistas sociales puedan ubicar al sujeto/objeto en tareas y roles específicos. En otras palabras, una vez que "la madre tiene una criatura de la especie humana con un sexo biológico determinado”, es ahí cuando dicha criatura es recogida para ser sometida a la fábrica de género y convertirse en "hombrecito" o "mujercita". Es así, entonces, como una criatura niño o niña, y después hombre o mujer, es el producto de acciones, órdenes, refuerzos y persuasiones —conscientes e inconscientes— de la sociedad. Según la Asociación Cultural Octubre:
La transmisión de roles y estereotipos juega un papel muy importante en las personas adultas como modelos en la adquisición de los mismos. Los niños y las niñas aprenden e imitan lo que ven en las personas adultas que les rodean. [...] Por eso se asume como algo imposible o inaceptable que una mujer tierna y cariñosa sea al mismo tiempo independiente, inteligente o tome decisiones de manera asertiva. Del mismo modo, se ve como algo contradictorio o negativo que un hombre valiente, creativo y autónomo, pueda ser también afectuoso, tierno y comprensivo. (2013)
Cuando Marques (1983) escribió sobre este tema, del cual se había escrito poco, estableció que “cualquier diferenciación o resistencia respecto al contenido que la sociedad adjudica a la simple diferenciación genital se convierte inmediatamente en una crisis de identidad”. Aunque en los últimos años se ha estado circulando más y más literatura sobre este asunto, aún así las criaturas se ven forzados por los adultos, sus pares, los medios de comunicación, cuentos tradicionales, la publicidad, los catálogos de las tiendas, anunciando los juguetes, etc. Como diría Marques: “Tanto a los niños como a las niñas se les fuerza a adaptarse a dos papeles y dos idiosincrasias tan obligatorias como únicas” (1983). Si estos papeles fueran tan naturales por aspectos biológicos, no se forzaría a las personas a adaptarse a los individuos que salen de los estándares impuestos por la sociedad.
En conclusión, esta fábrica de géneros se genera por medio de una combinación compleja de creencias, comportamientos y características. En nuestros tiempos, es necesario estar conscientes de esta dinámica que se da en la sociedad para poder desafiar los estereotipos impuestos al género, ya que las mismas no son realistas y promueven un trato desigual e injusto.
Notas:
[1] Ponencia presentada en la Jornada Estudiantil: Praxis Liberadora, UPR Aguadilla.
Lista de referencias:
Asociación Cultural Octubre. (2013, 17 de marzo). Niños, niñas y estereotipos de género. Recuperado de http://asociacionculturaloctubre.blogspot.com/
Fábrica. (s.f.). En Definición.de.Recuperado de http://definicion.de/fabrica/
Género. (s.f.). En Definición.de. Recuperado de http://definicion.de/genero/#ixzz3n3vrVukE
Género. (s. f). En Diccionario de la Real Academia Española. Recuperado de http://lema.rae.es/drae/srv/search?id=cO4aaeQ6gDXX2sTNHLT8
Marques, J. V. (1983). Se fabrican hombrecitos y mujercitas. En No es natural: para una sociología de la vida cotidiana (pp. 53-62). Valencia: Anagrama.
Lista de imágenes:
1-3. Hobbes Ginsberg, serie Still alive.